Reeditado «Los cautiverios de las mujeres» de Marcela Lagarde
Se ha reeditado recientemente el libro de Marcela Lagarde «Los cautiverios de las mujeres: madresposas, monjas, putas, presas y locas.»
En este libro la siempre lúcida mirada de Marcela Lagarde arroja luz sobre los complejos mecanismos de los cautiverios de las mujeres en el mundo patriarcal. Marcela expone las formas particulares de opresión de las mujres en cada círculo vital definido por sus normas, sus instituciones, sus modos de vida y su cultura.
Cada uno de esos círculos vitales es lo que ella define como cautiverios. No todo es dolor en ellos. Ni la opresión es vivida siempre con pesar. Por el contrario, adquiere la tesitura de la felicidad cuando es enunciada en lengua patriarcal como lealtad, entrega, abnegación; cuando nos valoriza y nos ubica en el mundo y el cautiverio se llama hogar o causa; cuando la especialización en los cuidados se concibe como instinto sexual y maternal, y la subordinación enajenada al poder es el contenido del amor.
Marcela Lagarde se dio a la tarea de nombrar. Creó en esta investigación sus propias categorías de análisis, entre ellas la de «cautiverio», con la que nombra a la condición femenina de opresión, pero distinguiéndola de otras opresiones como la de raza, por ejemplo.
El cautiverio, explica Marcela Lagarde, «define políticamente a las mujeres, se concreta en la relación específica de las mujeres con el poder, y se caracteriza por la privación de la libertad, por la opresión (…) Las mujeres están cautivas porque han sido privadas de autonomía vital, de independencia para vivir, del gobierno sobre sí mismas, de la posibilidad de escoger y de la capacidad de decidir sobre los hechos fundamentales de sus vidas y del mundo».
Así, «el cautiverio caracteriza a las mujeres por su subordinación al poder, su dependencia vital, el gobierno y la ocupación de sus vidas por las instituciones y los particulares (los otros), y por la obligación de cumplir con el deber femenino de su propio grupo de adscripción, concretado en vidas estereotipadas, sin alternavitvas».